¿Qué es Internet de las Cosas (IoT) y en qué consiste?
Desde una lámpara que se enciende con el teléfono inteligente hasta un vehículo autónomo. Desde un monitor cardíaco hasta una ciudad inteligente. ¡Todo esto es posible gracias a la IoT (Internet de las Cosas en inglés)! Pero ¿sabés qué es realmente? Podríamos verla como una gigantesca red de sensores y dispositivos conectados a Internet. Recopilan y comparten datos prácticamente sin intervención humana. Precisamente por eso se llama Internet de las Cosas. ¿Amenaza u oportunidad? Aquí lo descubriremos.
La Internet de las Cosas, ciencia ficción hecha realidad
Se espera que para 2030, dos tercios de la población mundial esté conectada a Internet. Es decir unos 5.300 millones de personas. Sin embargo para la misma época los dispositivos conectados serán casi 30.000 millones. De éstos, 15.000 millones pertenecerán a la IoT.
Parece una historia de ciencia ficción hecha realidad. Los dispositivos equipados con sensores recopilan y analizan millones de datos por segundo. Como además están conectados entre sí, los comparten. Así, no solamente ayudan a la toma de decisiones sino que también pueden tomarlas por sí mismos.
La IoT es posible gracias a avances tecnológicos de las últimas décadas. Por ejemplo sensores económicos y accesibles, protocolos de conectividad a Internet, plataformas en la nube y la Inteligencia Artificial. Su desarrollo ha hecho que la IoT se convierta en una de las tecnologías más importantes del siglo XXI.
Se la define como la conexión de cualquier dispositivo que tenga un interruptor de encendido-apagado a Internet y a otros dispositivos. Esto incluye dispositivos físicos, vehículos y edificios.
La Internet de las Cosas inicialmente se utilizó en los negocios y la industria. Sin embargo, hoy en día el énfasis está en los hogares, las oficinas y las ciudades. Así, la Internet de las Cosas es, realmente, la interconexión de la cultura humana con el sistema de información digital.
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¿Cómo funciona la IoT?
Antes de continuar debemos hacer una salvedad. La Internet de las Cosas está compuesta por dispositivos que, normalmente, no esperarías que estén conectados a Internet. Así, tu computadora o tu teléfono inteligente, sentimos decirlo, no forman parte de la Internet de las Cosas. Sin embargo sí la componen tu pulsera de fitness, un edificio inteligente o un sistema de seguridad monitoreado.
Pero veámoslo más en detalle. La pulsera de fitness podría simplemente almacenar tus datos. Es decir, distancia recorrida, frecuencia cardíaca u otra información importante.
En cambio, conectada a Internet y asignándole un protocolo de transferencia de datos, los envía a tu servicio médico. Este a su vez se encargar de analizarlos para descubrir anormalidades. Así, si es necesario, agenda una cita con tu cardiólogo. Que, por supuesto, te informará a través del mismo dispositivo. Todo esto, sin intervención humana.
Y esto es solo una aplicación doméstica. Imaginemos la Internet de las Cosas en la industria: la IIoT. Las industrias utilizan la comunicación entre máquinas para lograr altos niveles de automatización y control. Es tan importante que se ha llegado a llamar a la IIoT la Industria 4.0. Las aplicaciones de la IIoT se verifican por ejemplo en:
- Fabricación inteligente.
- Mantenimiento preventivo y predictivo.
- Logística conectada.
- Cadenas de suministro.
Además, las aplicaciones de IIoT utilizan el software como servicio (SaaS). Este se basa en algoritmos de aprendizaje automático. Así, pueden mejorar rápidamente todos sus procesos. Por ejemplo, identificar anomalías, enviar alertas a los usuarios o activar soluciones automáticas.
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El futuro de la Internet de las Cosas
La IoT no solamente hace la vida más fácil. También ayuda a ahorrar, ser más eficientes y contar con mejores servicios más personalizados. De hecho las ciudades inteligentes son más seguras y amigables que las que no están conectadas.
El aprovechamiento de los datos significa una ventaja competitiva. Por lo tanto, existirá preocupación para que la Internet y las cosas conectadas sean cada vez más comunes y accesibles. Por ejemplo las Naciones Unidas propugnan para 2030 una conectividad universal.
Con cada vez más usuarios y muchísimos más dispositivos conectados a Internet, es tentador imaginar cuál puede ser el futuro de la Internet de las Cosas.
Aunque todavía existen preocupaciones como la vulnerabilidad y los costos de conectividad, para los expertos las perspectivas son más que prometedoras.
A medida que se avance y la conectividad alcance más usuarios, la innovación en la Internet de las Cosas seguirá evolucionando, fomentando la transformación de objetos no conectados en dispositivos inteligentes conectados.
Aprende más sobre Internet de las Cosas aquí.
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